jueves, 6 de diciembre de 2012

Resucitando a la Gorgona: El Mito del Hembrismo


La Gorgona y la Hembrista, sólo Mitos

En la mitología griega, una Gorgona era un despiadado monstruo femenino. Su poder era tan grande que cualquiera que intentase mirarla quedaba petrificado, por lo que su imagen se ubicaba en todo tipo de lugares, desde templos a cráteras de vino, para propiciar su protección.se decía que había tres gorgonas, Medusa, Esteno y Euríale, y que la única mortal de ellas, Medusa, tenía serpientes venenosas en lugar de cabellos. Las gorgonas son a veces representadas con alas de oro, garras de bronce y colmillos de jabalí.Llevaba un cinturón de serpientes, entrelazadas como una hebilla y confrontadas entre sí. La única manera de matarla, era cortarle la cabeza.
¿Espeluznante no? Pues la misma sensación genera en las personas el mito moderno asociado al desarrollo del feminismo: La Hembrista . Siendo un mito “comme il faut” nunca nadie la ha visto pero todos y todas les tienen terror. Es la suma de todos los miedos del patriarcado y de las mismas mujeres. Comprendamos: en una sociedad vanidosa, nadie quiere ser un monstruo, todas quieren posar de heroínas apolíneas y a algunas activistas tibias les va bien eso de defender los derechos pero mientras no les arruine la imagen ante las corporaciones patrocinadoras.
Sin embargo, si analizamos la cuestión en estricto rigor, ni la Hembrista – ni la feminista radical- existen como seres diabólicos que deambulan por ahí tratando de petrificar hombres con la mirada.  Son leyendas urbanas pertenecientes a la mitología patriarcal rebozada en el caldo de la ignorancia supina.
Cazando al Mito Hembrista
Al Googlear el término “Hembrismo” la mayoría de las definiciones son bastante escuetas al señalarlo como opuesto al machismo. Poca definición y mucha polémica genera el término. Pero bueno, respetando la “definición” el hembrismo sería lo opuesto al machismo, ergo, para saber de que se trata, hay que ver que es el machismo. Le dejo los siguientes párrafos a Wikipedia:
El Machismo, expresión derivada de la palabra “macho“, se define en el DRAE como la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”.
El machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de conductas percibidas tradicionalmente como heterosexualmente masculinas y, también, discriminatorias contra las mujeres. 
Gracias Wikipedia. De lo dicho se deduce, que el machismo son actitudes, ideas y conductas socializadas, es decir de común reconocimiento y ampliamente aprendidas, con un fuerte apoyo de la tradición, por lo tanto aceptadas. El machismo entonces, cuenta con un sistema ideológico-simbólico que permite su reproducción.
Si el Hembrismo es lo contrario del machismo, sería tentativamente:“un conjunto de actitudes y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de conductas percibidas como héterosexualmente femeninas y también, discriminatorias contra los varones”. 
Ok, si cuando hablamos de machismo, nos referimos a una manera de entender las relaciones de género y a la vez, a un sistema que apoya dicha concepción y por su parte, el Hembrismo sería la respuesta equivalente al machismo… ¿Dónde está el sistema cultural, la práctica social, el respaldo de la tradición, la estructura de apoyo que permite la reproducción de supuesto Hembrismo?
Como dice Beatriz Gimeno sobre el mismo concepto: “¿Hay un movimiento, una ideología, un pensamiento, una teoría, unos textos…que defienda que los hombres deben ser sometidos a la desigualdad en la que nos hayamos las mujeres? ¿Que deben ser despojados de sus derechos económicos o políticos, que deben cobrar menos, que se merecen ser objeto de violencia por parte de las mujeres; que deben ser recluidos en sus casas, salir del mundo laboral, del espacio público?”.
Otro elemento a considerar: El Hembrismo, supuestamente, contribuye a mantener conductas heterosexualmente femeninas; sin embargo, siempre que calificamos a alguien de hembrista lo hacemos por que esa mujer ha mostrado conductas asociadas a lo masculino: violencia, agresividad, sentido de la competencia, ambición de poder, etc. La contradicción evidente de esto confirma la impronta machista en la raíz del concepto.
Ah bueno, dirá alguien “pero hay mujeres que le pegan a sus maridos o que compiten con otras mujeres o que piensan en favorecer a los hombres…”  Seguro que las hay, pero no son Hembristas. Decir que existe el Hembrismo es sostener que existe un sistema de dominación destinado a subyugar a los hombres, apoyado por las leyes, financiado por la banca global, controlando el poder político y los medios de comunicación para cosificar a los hombres y usar su imagen para vender electrodomésticos; afirmar que existe el Hembrismo, es sostener que existe una ideología operando en la sociedad que promueve el maltrato y la discriminación hacia los varones, es afirmar que el Patriarcado se acabó y se cambió por otro sistema de discriminación transversal hacia la otra parte de la humanidad.
Sabemos que eso no es así. Lo que existe es el Patriarcado. Las mujeres que son violentas o no tienen sororidad o compiten por el poder sin escrúpulos, probablemente tienen una lógica patriarcal en su manera de ver el mundo pero no son Hembristas son, lisa y llanamente, patriarcales, opresoras, sin solidaridad de género; son, en resumen, reproductoras del machismo, como la mayoría de las mujeres, de manera consciente o no.
Cuando existe violencia de la mujer hacia el varón, tampoco es Hembrismo: es violencia, revanchismo, sentimientos de venganza. No existe la violencia estructural de parte de las mujeres hacia los hombres. El machismo sí tiene respaldo cultural, ideológico, simbólico. Si decimos que el Hembrismo es la respuesta al Machismo, deberíamos encontrar un sistema que promueva desigualdad transversal para los varones a nivel político, económico, socio-cultural ¿Dónde está ese sistema? No existe. Si existiera, no podría funcionar, porque quienes se supone deben administrarlo, las mujeres, están sufriendo violencia, discriminación y sometimiento en distintos ámbitos de la vida debido al patriarcado o bien tratando de liberarse de la opresión de este.
La Gorgona, en su poder temible, era también una sagaz protectora. No le cortemos la cabeza, mejor comencemos a usar la propia. El Hembrismo y la Hembrista son mitos convenientes del patriarcado que dividen a los oprimidos, en este caso las mujeres, debilitando así su fuerza. Es un producto de la añeja pero siempre efectiva estrategia del “divide y vencerás”, el cuento del “Cuco” que nos contaban de niños para que no desobedeciéramos.
No olvidemos que a los que dominan, les gusta decirles a los dominados cual es su lugar y mientras los dominados se mantienen ahí, los consideran nobles y buenos; pero cuando estos se rebelan, ya les parecen resentidos,delincuentes y peligrosos;entonces inventan mitos para que el resto sienta miedo de su propia libertad: la hembrista, la feminista radical,el negro resentido, el indio ladrón, etc. Algunos mitos se inventan para perpetuar el sometimiento de muchos a favor de unos pocos, y fomentar el miedo al poder de autonomía y acción que a cada ser humano corresponde por derecho.

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